Un año más se
terminó el campamento de verano. Como cada año solemos ir a un lugar diferente,
esta vez hemos puesto rumbo a tierras aragonesas, en concreto al valle de Ansó.
El camping está situado
a orillas del pueblo de Ansó. Cabe destacar que es un camping muy muy pequeño,
pero todo tiene su recompensa cuando te encuentras con esas maravillosas vistas
y con las piscinas al lado para darse buenos chapuzones de vez en cuando.
Como todos los veranos hacemos actividades similares, que si travesías por el monte disfrutando de la naturaleza y de los paisajes, diferentes actividades preparadas y dirigidas para las distintas edades (talleres, juegos, gynkanas, fotogynkanas, megajuegos, olimpiadas, fiesta chipijuli, juegos nocturnos, actividades de darle un poco al coco para los grupos más mayores, etc.); y esas misas de los domingos alegres y participativas, acercándonos de una manera más cercana con Jesús. Para estas misas agradecimos la presencia de dos personas de Zuera (Zaragoza).
En general, hemos
podido disfrutar de unos estupendos soleados días, con una temperatura bastante
buena tanto por el día como por la noche. Quitando algunas tormentas que otras…
¿Verdad? Sí, es que este campamento ha dado mucho de sí, podemos describirlo con
unas pocas palabras: diferente – familiar – divertido – incomparable -
aventurero. ¿El porqué de estas
palabras?
- DIFERENTE,
porque no fuimos todos el mismo día 17, sino que, como novedad de años atrás,
los más pequeños vinieron el 20.
- FAMILIAR,
porque aquí en Albatros somos siempre una gran familia unida. Cada campamento
nos unimos más.
- DIVERTIDO,
porque pase lo que nos pase, siempre sacamos una sonrisa a todas las
historietas vividas. En Albatros únicamente pasamos buenos ratos, los malos se
terminan viendo positivos y se recuerdan con agrado.
- INCOMPARABLE,
porque cada campamento es único, todos no son iguales y no hay uno mejor que
otro, sino que todos tienen algo asombroso y jamás nos defraudan.
Y… AVENTURERO, porque tener que ser evacuados no es ni habitual ni del día a día. Lluvia a montón, tiendas y barracones encharcados, paseo y
campa con piscina incluida,… esa noche inolvidable tanto para chavales como
monitores. Achicando agua de los barracones, cerrando bien las tiendas, cantando
y jugando bajo la lluvia y en los barracones, evacuados en furgonetas por la
policía y protección civil, días y noches en el trinquete del pueblo,… una
aventura de lo más inesperada, experiencia de 10, aburrimiento de 0.
Transcurridos los
15 días, tocó volver a nuestra ciudad de origen, Pamplona. Por un lado, ganas
de regresar para seguir disfrutando del resto del verano, pero por otro lado,
tristeza de que lo bueno llegó a su fin, que rápido pasan los días en Albatros.
Pero que nadie se preocupe, en Septiembre cuando todos comencemos con el
Colegio, con la Universidad o Trabajo, nos pondremos en contacto con todos
vosotros para comentaros las actividades para este próximo curso.
Mientras
tanto… ¡¡Disfrutar del resto de verano!!
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